La simbología es un lenguaje que siempre a cautivado a los
místicos y a los científicos. ambos los incorporan a sus ciencias y en
muchos de ellos, ocultan sus conocimientos que han logrado adquirir o
pretenden haberlo hecho. Así dejan el camino abierto para el iniciado,
el heredero de sus logros. El símbolo de esta manera, se convierte en
sagrado para las ciencias. La religión, con el estandarte a cuestas de
su fe, también ha incorporado los símbolos para expresar sus
sentimientos llenos de luz o de sombras; y los artistas, mis queridos
artistas, han quedado rendidos a sus misteriosas formas y las han
utilizado para expresar su talento, para rendir pleitesía a lo que aman u
odian. El símbolo es parte de nuestra naturaleza humana, que nos
identifica con ella, la madre que nos engendro ante que nuestra
madre biológica. Con los símbolos, nos trasmite su poder y su fuerza
creativa y destructiva, nos hace paladear lo que deseamos y vivir lo que
está dentro de nosotros. Por eso los grandes iluminados, nos dicen que
es mas fácil pensar que no pensar, sentir que no sentir, desear que
dejar de hacerlo. En la meditación profunda, acallar nuestras voces y
enfocar nuestro pensamiento en la nada, es despojarnos de toda riqueza
simbólica que nos viste y nos alimenta, solo así seremos capaces de
escuchar la voz que viene de fuera de nosotros y comer del verdadero
fruto que nos da la vida eterna. Por eso nuestros símbolos personales,
deben estar tejidos como las notas de una sinfonía, como los colores de
una obra maestra, de lo contrario, solo serán ruidos inapreciados,
o pinturas desagradables que desarmonizan nuestras vidas. Comparto
muchos símbolos con que las ciencias herméticas y la religión se
adornan, Son como arquetipos de nuestra cultura, que han sido
introyectados a nuestras vidas y aparecen en el momento propicio, como
una flor que se abre, como un fruto que madura para ofrecernos de sus
olores y sabores cuando se ha dado su tiempo para hacerlo. Ellos nos
ayudan a entender lo que ha sido plantado en ellos y nos dan sus
secretos sin que nosotros se los arranquemos. De esta manera nace la
verdadera hermandad que no tiene Logia ni creencia Religiosa, solo una
mente abierta a la verdad y un corazón palpitante de amor de la que solo
nos separaría, la luz que hemos escogido para iluminar nuestra
inteligencia y la fuente de amor de la que nutrimos nuestros
sentimientos. Quiero terminar con esta pequeña pagina-ensayo, que
podría haber sido cubierta con innumerables volúmenes, y así, dar por
terminado el tema que abrí de las imágenes y los símbolos, quedando el
de los rituales pendiente, que iré intercalando en algunas de mis
próximas paginas.
De algunos de los escritos que he podido leer en este maravilloso
portal de templarios, del que he podido obtener información de numerosos
símbolos, me permito presentar uno que vino a mi memoria entre
muchos que encontré en estas páginas que han reafirmado o agregado a los
que ya poseía.
"La rosa es por excelencia el símbolo del secreto guardado". (Este símbolo representado no en su forma sino en su color, esta
también presente en uno de los cirios que componen el circulo o corona
de Adviento de la Tradición-Liturgia-Ritual de la Iglesia
Ortodoxa-Católica. La corona está llena de símbolos: la luz recuerda la
salvación; el verde, la vida; su forma redonda, la eternidad, etc. La
corona de adviento encuentra sus raíces en las costumbres precristianas
de los pueblos del norte, entre los siglos IV y VI. Durante el frío y la
oscuridad de diciembre, colectaban coronas de ramas verdes y encendían
fuegos como señal de esperanza en la venida de la primavera. El
Adviento, contrario a lo que se piensa, es una temporada de penitencia,
de silencio expresado en los colores purpuras o morados de sus cirios,
cuatro en total con sus innumerables interpretaciones de acuerdo al
número, pero en el tercero, el color se torna Rosa, es la alegría en el
silencio de los que guardan en secreto, la proximidad de la llegada del
Mesías Salvador, en su retorno cubierto de gloria. ¡Ven Señor Jesús!
Con el saludo fraternal de siempre
Vicente de Houston
Un Marshall olvidado del Temple.
"UBI AMOR IBI OCULOS"
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